
La última catástrofe protagonizada por el Tsunami en Palu, Indonesia, dejando más de 400 muertos y cientos de heridos, ha vuelto a mostrar claramente la necesidad de un cambio en los tipos de construcciones y edificaciones en estas regiones donde los riesgos de sufrir terremotos son habituales e inminentes, a veces incluso siendo muy difícil predecirlos con el suficiente tiempo para la evacuación.